Espacio contra el Ciberbullying

Introducción

La pandemia por COVID-19, ha traído consecuencias muy variadas, para todo el género humano, los niños y adolescentes no son la excepción, entre las medidas que se tomaron a nivel mundial para evitar la expansión de la pandemia en la población infantil y adolescentes fue cerrar las escuelas y empezar a trabajar la educación a distancia. Uno de los fenómenos ya presentes en el ámbito educativo en los niveles de educación primaria y secundaria es el ciberbullying, aunque mucho se sabe de su existencia, no se tiene bien precisado si se ha incrementado durante la pandemia y en qué nivel de escolaridad lo ha hecho.

Con la finalidad de obtener información que permita identificar la prevalencia de este fenómeno entre las personas de 10 a 17 años, el Instituto de Estudios Superiores de la Ciudad de México “Rosario Castellanos”, te invita que junto con tus familiares, nos apoyen a contestar el cuestionario correspondiente a su edad. Así podremos detectar la influencia que tiene el ciberbullying en el bienestar físico, mental y emocional y poder brindarles recomendaciones para la prevención y atención de esta problemática además de eventos psicoeducativos.

Ten presente que no hay respuestas correctas o incorrectas, todas son del ámbito personal.

“Es importante recalcar que todos los datos proporcionados son confidenciales".

Agradecemos ampliamente tu colaboración.

¿Sabías que?

De acuerdo a Smith (2006), el ciberbullying o ciberacoso se define como un “acto agresivo e intencionado llevado a cabo de manera repetida y constante a lo largo del tiempo, mediante formas de contacto electrónicas por parte de un grupo o de un individuo contra una víctima que no puede defenderse fácilmente”. De esta definición, se desprenden algunos elementos fundamentales (Avilés, 2006): el acto agresivo, que si bien no representa un daño físico, provoca un deterioro emocional profundo y en ocasiones permanente; la repetición o acción reiterada de hostigamiento, si no hay repetición, no se considera ciberbullying; el empleo de recursos electrónicos como mensajes de texto (sms, whatsapp), correo electrónico o redes sociales (Facebook, Twitter, Youtube, Instagram, entre otros); el agresor o acosador, cuya personalidad puede ser tipificada como la de un individuo agresivo, reactivo y fácilmente desafiante; y la víctima, quien se podría caracterizar por ser alguien poco sociable, con baja autoestima y dificultades para comunicarse.

El ciberacoso representa un 23.9% de la población de 12 a 19 años. De la población usuaria de Internet, 23.9% declaró haber vivido, en los doce meses previos al levantamiento del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2019, alguna situación de acoso cibernético por las que se indaga, siendo ligeramente mayor para mujeres (24.2%) que para los hombres (23.5%).

Aproximadamente 22 millones de menores de edad emplean estas tecnologías en nuestro país; lamentablemente, lo anterior ha permitido abrir la puerta a nuevas amenazas (Salmerón, Campillo y Casas, 2013) que vinculan a los niños o jóvenes adolescentes con las TICs, entre las que destacan la pornografía infantil, el grooming o abuso sexual de un adulto hacia un niño y el ciberbullying o acoso mediante el uso de recursos digitales, siendo este último un problema que en nuestro país apenas ha cobrado cierto grado de importancia y preocupación.

De acuerdo con la UNAM, “las tecnologías de la información y comunicación, conocidas como TICs, son tan demandadas en nuestros días que, de acuerdo a la Asociación Mexicana de Internet, más de 65 millones de usuarios mexicanos es decir, el 59% de la población total acceden a internet, el 77% lo hace a través de smartphones y el 79% lo emplea para ingresar a redes sociales. Cabe mencionar que, de estos 65 millones, más de un tercio son menores de edad”.


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